¡¡Buenos días maleter@!!
Hoy os traigo la escapadita que hice a Santander hace unas semanas.
Sí, cuando aun hacía sol hasta en el norte y no estábamos llamando a Noé cada día para que nos rescate y nos salve del diluvio.
De hecho para muestra un botón:
Yo que me fui sin bikini ni nada porque no pensaba yo que en el norte pudiera pegar así, y no veáis como estaba la playa, eso sí, nos dimos nuestro buen paseito para acabar tomando el vermú en uno de los mejores rincones de la ciudad.
Si bien es cierto que no hice la típica ruta, subir hasta el faro merece y muuuucho la pena.
Las vistas son absolutamente increíbles.. Y una que tenía un mono de mar que no podía más, os podéis imaginar lo feliz que estaba por ahí. Yo creo que no hubo sentido que no activara y que no le pusiera más feliz que antes de llegar jajajaj.
Además, y como no podía ser de otra forma, tiene un bar (bastante peculiar por cierto), con una terraza única y lo mejor de todo... unas rabas... UNAS RABAS... de muerte!!!!
Pero como por supuesto no todo iba a ser sol y Santander, acabamos por coger el coche y marchar hasta Santoña, como veis el día no acompañó tanto, pero se estaba muy bien.
Yo de niña veraneaba aquí, así que me invadieron un montón de recuerdos y eso fue justo lo que nos dedicamos a hacer, a seguir ruta según me iba viniendo a la cabeza... No os imagináis como disfruté.
Iba yo tan emocionada que no os puedo enseñar más fotos, básicamente porque ni me acordé de hacerlas, os podéis hacer una idea lo atontada que iba jajajaj.
Eso sí, como vistéis por las redes, lo que no se me olvidó fue dar buena cuenta de su estupenda gastronomía y traerme un cachito santanderino para mi casa.
¿Y vosotr@s?
¿Conocéis la zona?
¡¡Un besico enorme maleter@s!!
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