Hablando de mitos, no hace mucho "el mundo" publicó este artículo que os voy a poner ahora, en el que asegura que tras un estudio, ellas son las que quieren sexo y ellos algo más dulce y relajado. Y la verdad que es algo que en consulta de sexología o de terapia de pareja cada vez se ve más, cada vez cuesta menos asumir que no existen roles absolutos y de género, sino que la sexualidad es algo mucho más general, que no entiende de géneros ni supuestos.
Aquí os dejo el artículo:
A Blanca, ama de casa, lo que más le gusta en el mundo es el sexo con su pareja. "Me encanta su cuerpo, su olor, le sigo viendo atractivo después de 16 años en común, y consigue excitarme con una mirada. En mi caso, la experiencia sí es un grado. Me encanta comprarme ropa interior pensando en él y provocarle. Con el tiempo me he vuelto más desinhibida y tengo una vida sexual auténtica... Con el tiempo, también, todas mis fantasías han dejado de serlo y se han convertido en una realidad cotidiana, sencilla y poderosa. Mi marido suele decir que no resiste 'dos asaltos', pero me cuesta tan poco volver a ponerle en marcha, que casi lo tomo como un juego. Para mí el sexo es un terreno en el que me siento fuerte, segura y plena. Lo que no me gusta tanto es meter la ternura en la cama. Para eso hay otros momentos... El sexo es sexo", afirma categórica.
No opina de la misma forma Alfredo (nombre ficticio, como el del testimonio anterior), de 46 años y de profesión liberal. "Para mí, el sexo es importante y le concedo valor en la relación de pareja. Me gusta que ella tome la iniciativa algunas veces, pues me hace pensar que para ella también es valorable. Además, así eleva mi autoestima. Creo que es una demostración de amor. Me gusta el sexo, pero valoro casi más las caricias y los abrazos de mi mujer. A veces necesito demostraciones extremas de ternura".
Y es que las cosas no siempre son lo que parecen. Porque ellas están más satisfechas con el sexo y ellos, con su felicidad en pareja. En contra de los viejos estereotipos, curiosamente, los abrazos, las caricias y los besos son ingredientes importantes para la complacencia de una relación estable, pero esta sensibilidad tiene más valor para los hombres que para las mujeres. Es más, los que reciben mimos son hasta tres veces más felices que los que tienen parejas más 'secas'. En definitiva: ellas quieren sexo; ellos, arrumacos, al menos pasados los 40.
Datos curiosos y sorprendentes como éstos son los que se desprenden de un nuevo estudio internacional que analiza la relación marital y la satisfacción con el sexo en parejas con convivencias largas: una media de 25 años.
Recordad que en el blog podéis encontrar temas relacionados con:
Aquí os dejo el artículo:
A Blanca, ama de casa, lo que más le gusta en el mundo es el sexo con su pareja. "Me encanta su cuerpo, su olor, le sigo viendo atractivo después de 16 años en común, y consigue excitarme con una mirada. En mi caso, la experiencia sí es un grado. Me encanta comprarme ropa interior pensando en él y provocarle. Con el tiempo me he vuelto más desinhibida y tengo una vida sexual auténtica... Con el tiempo, también, todas mis fantasías han dejado de serlo y se han convertido en una realidad cotidiana, sencilla y poderosa. Mi marido suele decir que no resiste 'dos asaltos', pero me cuesta tan poco volver a ponerle en marcha, que casi lo tomo como un juego. Para mí el sexo es un terreno en el que me siento fuerte, segura y plena. Lo que no me gusta tanto es meter la ternura en la cama. Para eso hay otros momentos... El sexo es sexo", afirma categórica.
No opina de la misma forma Alfredo (nombre ficticio, como el del testimonio anterior), de 46 años y de profesión liberal. "Para mí, el sexo es importante y le concedo valor en la relación de pareja. Me gusta que ella tome la iniciativa algunas veces, pues me hace pensar que para ella también es valorable. Además, así eleva mi autoestima. Creo que es una demostración de amor. Me gusta el sexo, pero valoro casi más las caricias y los abrazos de mi mujer. A veces necesito demostraciones extremas de ternura".
Y es que las cosas no siempre son lo que parecen. Porque ellas están más satisfechas con el sexo y ellos, con su felicidad en pareja. En contra de los viejos estereotipos, curiosamente, los abrazos, las caricias y los besos son ingredientes importantes para la complacencia de una relación estable, pero esta sensibilidad tiene más valor para los hombres que para las mujeres. Es más, los que reciben mimos son hasta tres veces más felices que los que tienen parejas más 'secas'. En definitiva: ellas quieren sexo; ellos, arrumacos, al menos pasados los 40.
Datos curiosos y sorprendentes como éstos son los que se desprenden de un nuevo estudio internacional que analiza la relación marital y la satisfacción con el sexo en parejas con convivencias largas: una media de 25 años.
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