¡A las buenas maleter@s!
Pues aquí estamos, jueves post-día del Pilar, y trabajando... creo que para esto existe alguna ley que lo prohibe o algo... No es bueno trabajar un 13 de octubre en Zaragoza. Es el día de la ofrenda de frutos, el Rosario, la resaca... todas esas cosas.
Peeeeeero habrá que resignarse con un post de las vacaciones, que oye, mientras que os lo escribo y no, elijo fotos y demás, como que me traslado un poco ahí, y se lleva todo mejor.
Hoy os voy a acabar de contar sobre las Bahamas, que cómo os dije estuve visitando la isla de Nassau
En verdad queda poco que añadir, pero si quería que vierais el resto de playas. Lo que os mostraba el lunes pasado era una de las playas de Paradise Island, pero lógicamente la propia isla de Nassau tiene sus propias playas, donde puedes confraternizar con los autóctonos del lugar y evitar tanto turista.
Ya veis que son las mismas aguas, las mismas arenas y todo exáctamente igual, solo que el chiringuito es menos lujoso, y por supuesto muuuucho más barato, así que la verdad, la experiencia es mucho más real, y oye, más barata.
Si bien es cierto que la arena no es totalmente fina y limpia, entendiendo por limpia: libre de conchas y piedritas (ya que en la otra las recogen para que solo haya arena), el lugar tiene un ambiente genial y estás en el mismo centro de la ciudad.
Y claro, lo de estar en el centro tiene sus ventajas ya que cuando te cansas de playita es tan fácil como recoger el campamento y echar a andar por el pueblo para descubrir los últimos rincones que te pueden quedar pendientes.
Y eso justo fue lo que hice, tras la mañana de playa dimos un último paseo donde pasamos por el museo pirata, que oye, por dentro no os puedo contar qué tal está, peeeeero el pirata de fuera me enganchó por banda y a poco no salgo con vida. Menos mal que una sacó su adorabilidad mundialmente conocida, y me libré! jajaja.
No hay que olvidar que estamos hablando de un enclave pirata, donde campaban a sus anchas y de hecho donde vivían cuando estaban en tierra, y de ello hay recuerdos y restos por todos lados. Y la verdad, tiene su encanto.
Para los que me conocéis sabéis que me faltaba una parada obligada con su correspondiente foto. ¡Eso es! Ahí donde voy paso por el Hard Rock de la ciudad. Se que no es muy histórico que digamos, ni muy cultural, ni nada de eso, pero me encanta. Y disfruto un montón descubriendo qué esconde las paredes de cada uno.
Y por último me queda contaros uno de los fuertes del país: su gastronomía. Aunque aquí por gastronomía no debemos entender solo su comida sino también su bebida. El ron es el liquido por excelencia y lo tienes en todo tipo de cócteles, que por supuesto están tirados de precio.
Así que da igual la hora que sea o si estás o no en hora de comida, antes que beber agua, se bebe un rico cóctel (entre otras razones, porque es más barato).
¿Su gastronomía?
Pues muy muy rica. Obviamente está basada principalmente en lso frutos del mar, así que pescados y mariscos son los reyes. Además tienen una cocina muy peculiar, muy sana, condimentada y sabrosa.
Y por supuesto no hay que olvidar otro de sus grandes atractivos:
LA FRUTA.
Tienen una cantidad de frutas bahameñas, que van desde los conocidos cocos y mangos (que nada tienen que ver con el sabor que conocemos) hasta la gayaba bahameña (riquísima), pasando por un montón de super dulces frutas.
Sólo por esto merece ya la pena.
En conclusión, que es de esos sitios donde desconectar y disfrutar. A todo lujo si tu billetera no tiene fin, pero también con un presupuesto low cost es posible. Para mi, no da más de si de estar 4 días, peeeeero siempre puedes ir conociendo el resto de islas.
¿Os ha gustado?
Un besico maleter@s y a por el finde que por aquí lo empezamos ya.
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